Nosotros, quienes reconocemos la providencia y la fidelidad de Dios con su pueblo, nos dedicamos a vivir su alianza entre nosotros mismos y con las niñas y niños a los que servimos, con respeto absoluto y amor incondicional. Ese compromiso nos llama a servir a niñas y niños desamparados que sufren en la calle, y a proteger y salvaguardar a todos los niños y niñas.
Al iniciar el tercer milenio, Casa Alianza seguirá cumpliendo su misión, proporcionando refugio y servicio para niñas, niños y jóvenes sin hogar o que viven en alto riesgo. En el espíritu de programas de puertas abiertas, los servicios serán ofrecidos a todos las niñas, niños y jóvenes que buscan ayuda, priorizando y comprometiéndose de manera especial con aquellos que no tienen a su alcance otros servicios. Haremos todos los esfuerzos para que las niñas, niños y jóvenes se reúnan con sus familias. Colaboraremos con las organizaciones comunitarias para desarrollar mejores condiciones en la relación de las familias con los niños. Abogaremos con los jóvenes y niños en su representación para que la comunidad tome conciencia de su sufrimiento.
Con un espíritu de programas de puertas abiertas, los servicios serán ofrecidos a todas las niñas, niños y jóvenes que buscan ayuda, priorizando y comprometiéndonos de manera especial con aquellos que no tienen a su alcance otros servicios
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